Proyecto: “AGUA PARA NIÑAS Y NIÑOS DE KANDI, BENÍN”
El centro educativo Pierre Yerima se creó en 2010 de manera precaria. Podríamos decir que es en 2013 cuando comienza su fase de madurez y expansión que sigue abierta a fecha de hoy. El centro es único en muchos kilómetros a la redonda y está alejado de la ciudad, lo que le impide estar conectado a la red eléctrica nacional.
Las instalaciones comprenden varios edificios para la formación de estudiantes, otro de administración y un internado, así como tres pozos de superficie de agua no potable. Dispone, a su vez, de una precaria instalación eléctrica que da luz a tres de las aulas y a los dormitorios comunitarios.
El proyecto subvencionado en 2015 por el Ayuntamiento de Llodio ha supuesto una mejora sensible de la infraestructura eléctrica del centro. Las nuevas instalaciones, además de iluminar las zonas que carecían de luz artificial, van a permitir alimentar una bomba de extracción del pozo de profundidad para el suministro de agua potable, lo que se ha llevado a cabo gracias al apoyo del Ayuntamiento de Barakaldo.
La construcción del pozo garantiza un suministro de agua próximo y seguro, lo que traerá más tiempo disponible para niñas y jóvenes, responsables de su acarreo, y reducirá notablemente las enfermedades vinculadas a la ingesta de agua no tratada.
La escuela nació con el difícil reto de fomentar una educación de calidad que corrija de raíz el grave problema de género en un entorno claramente musulmán. Recordemos que Kandi es una de las ciudades más islamizadas de Benín donde el rol de la mujer se encuentra básicamente en el hogar. Las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la escolarización son importantes -y más acusadas en Kandi-. Esta situación dificulta la entrada de mujeres al mundo laboral y perpetúa su dependencia económica respecto al hombre, factor clave de la desigualdad a la que se ve sometida.
En ocasiones, es la propia cultura y su arraigo entre la población la que no favorece la emancipación de la mujer, como es el caso de Kandi, donde las mujeres suelen rechazar cualquier propuesta que les permita escapar de esta situación de sometimiento. Además, su falta generalizada de formación, les impide desempeñar una actividad remunerada cayendo inevitablemente en un círculo de marginación y exclusión del que es difícil salir. Frente a ello, algunos actores del desarrollo local de Kandi apuestan por la mujer y por una mayor representación política femenina. Se están dando pasos.
A pesar del crecimiento experimentado por el país en los últimos años y de ser uno de los principales productores de algodón de África, Benín se encuentra entre los países más pobres del mundo. Kandi cuenta con unos 135.000 habitantes. La población es mayoritariamente joven: el 51% tiene menos de 15 años. Dispone de un hospital de zona y ocho centros de salud, como infraestructuras sanitarias.
Uno de los problemas del país, y de África en general, es la débil capacidad organizacional de la sociedad beninesa, lo que trae como consecuencia una evidente falta de iniciativas perdurables. Precisamente proyectos como este ayudan a que la población tome conciencia de la importancia de las asociaciones locales y del asociacionismo en sí como estructura social básica que les va a permitir dirigir sus propias acciones y tomar las riendas de su futuro.
Todos sabemos que el derecho al agua y al saneamiento es contemplado como uno de los derechos básicos de todo ser humano. Por ello, este proyecto no sólo refuerza las líneas estratégicas básicas marcadas por la ONU, sino que lleva también implícito un desarrollo humano local al velar por el estado de salud de los alumnos del centro, empoderar a sus mujeres y formar a una parte de su población como responsable del mantenimiento de las instalaciones, lo que redunda de manera global en una mayor autoestima y autonomía local.