El proyecto “Mitigación de los impactos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria y la disponibilidad de agua en 9 comunidades indígenas aymaras, mediante estrategias de organización y producción que contemplen la perspectiva de género”, es un título largo que resume el trabajo realizado por AYNI durante 2 años con el apoyo del Gobierno Vasco y de la ONGD ICLI, en La Paz, Bolivia.

Con este proyecto se alcanzó a beneficiar a 1.628 campesinos pertenecientes a 9 comunidades de 2 municipios colindantes y relativamente cerca de la Sede de Gobierno: Mecapaca y Calamarca.

Como es usual, las mujeres y los hombres de estas comunidades participaron del diseño del proyecto desde su concepción para incidir en el desarrollo económico y social que trata de acortar los desequilibrios instalados luego de muchos años de postergación.

Estas comunidades viven en economía de subsistencia, se alimentan de lo que producen. Para ellas los efectos del cambio climático se traducen en modificaciones por ahora moderadas del clima, lo que repercute directamente en la producción de alimentos.

La perspectiva de género en el proyecto se concretó en el esfuerzo por impulsar el liderazgo femenino orientado al pleno ejercicio de los derechos de la mujer. Por fortuna, el esfuerzo se facilitó porque  el Gobierno Central y los Gobiernos Subnacionales han sancionado estos derechos recientemente, pero aún falta que sean conocidos y ejercitados en el contexto patriarcal enraizado en las familias destinatarias. “eso [la formación de lideresas] ha sido un poco difícil, la gente estaba acostumbrada a que en el sector el cargo es siempre manejado por los varones, en estos tiempos también, ya con este gobierno ha habido cambios, entonces las mujeres también pueden gestionar…por ahí también pueden hacer mejor que los hombres también” (Rogelio Yujra; miembro del comité de agua Tumusa). Esta cita visibiliza la lógica sobre el rol de la mujer y el rol de los varones respecto al liderazgo.

Ellas también quieren verse y sentirse incluidas como actrices directas en la mitigación de los impactos del cambio climático, proponiendo y llevando a cabo sus propias iniciativas en los Comités de Agua que el proyecto ha impulsado para controlar los sistemas de riego, las REPANAS y las instalaciones domiciliarias. Se prevé una reducción de conflictos a futuro, porque estos comités están regidos por una directiva de 4 personas que velan por hacer cumplir los reglamentos que han redactado: “…los que tenemos carpas [invernaderos], ya necesitamos mucho más agua, como tenemos cámaras algunos se dejan abiertos las cámaras, de eso había [conflictos], nosotros mismos reñíamos (…) para que no haya más pelea por eso ahora hemos pedido [tanque] para el otro lado, por zona, (…) va a ser bien nomás ahora…” (Grupo focal mujeres; Jucuri).

 

Se construyeron  5 sistemas de riego, 1 sistema de agua potable, y se han refaccionado otros 2 sistemas de agua, además de  2 REPANAS (Reservas de Patrimonio Natural), silos e invernaderos.

Los sistemas de riego para las comunidades de Jucuri y Pastogrande han sido recibidos con entusiasmo porque han demandado mucho trabajo por parte de los mismos comunarios que ahora pueden lograr una cosecha más de hortalizas por año.

Las REPANAS mitigan los impactos negativos del Cambio Climático pues embalsan el agua de forma natural dentro del suelo, sin necesidad de construir una represa, y garantizan el flujo del agua para cultivos durante el año redondo. Las comunidades de Pasto Grande y Ninacho las han recibido y en ellas se ha creado una mayor reflexión y sensibilización que no se ha limitado a los derechos del agua o su acceso gratuito, sino además a la necesidad de mantener y fortalecer sus recursos naturales: “…Hemos tenido capacitaciones, entonces todo eso hemos hablado, [del agua] con la comunidad también para hacer esta reserva” (Rubén Chuquimia; Pasto Grande).

En la comunidad de Tumusa, donde se realizaron las instalaciones, las mujeres notaron el beneficio de tener agua potable en su casa, esto les permite realizar de mejor manera sus actividades cotidianas, “el agua es muy importante para nosotros, para vivir bien y para lavarse, para asearse, para cocinar, para riego, para ganado también, mas importante para las plantas” (Grupo focal mujeres; Jucuri).

En estos meses que han seguido a la finalización del proyecto se puede ver que han mejorado los ingresos de familias vinculados a dichos sistemas de riego y han elevado la productividad de la papa con la semilla nueva dotada por el proyecto; poco a poco y junto con otras fuerzas sociales del medio las mujeres se animan a sacar adelante micro emprendimientos que suman ingresos a sus familias. Aunque los atractivos de las ciudades son muy grandes al ofrecer educación, salud servicios y mayores oportunidades a los jóvenes, los procesos de migración también se reducen.

El trabajo no termina aquí. La sostenibilidad de los logros del proyecto dependerá de las propias comunidades y de un acompañamiento por parte de AYNI, pero damos por muy bien empleados los 748.902,82 € que el Gobierno Vasco destinó generosamente a la mejora de la calidad de vida de estas comunidades del altiplano de Bolivia.