Maite Iceta
En el lago KIVU, región de los “grandes lagos”, hay una pequeña isla de unos 160.000 habitantes: Idjwi. Tiene unos 60 kilómetros de largo y 16 de ancho. Pertenece a la R.D. del Congo y hace frontera con Ruanda. En ese pequeño y perdido rincón del mundo, nos instalamos -en el año 1993- tres mujeres: una africana y dos españolas. Las tres de la Compañía de María.
Si tuviera que describir la isla cuando llegamos, tendría que decir que:
- Es un rincón aislado y por tanto muy anclado en sus costumbres, tradiciones y cultura.. Teniendo además en cuenta que no hay corriente eléctrica, esto aumenta el grado de incomunicación por la falta de TV. Son muy pocos los que tienen radio y la prensa escrita no existe.
- La gente vive de la agricultura y un poco de la cría de ganado, sobre todo de cabras que se emplean para la dote, para pagar al rey de la tribu, a los hechiceros, etc.
- El estado no existe. Las instituciones administrativas no están, prácticamente, más que para cobrar impuestos. No se paga a los funcionarios, no hay un censo válido, ni documentos de identidad.
- La economía es de subsistencia. Se vive del campo.
- Es la mujer la que lleva el peso de la familia y de la economía familiar. Pero no está formada más que para obedecer. Pocos hombres trabajan, aunque hay maestros, pescadores, albañiles... pero la que cultiva la tierra es la mujer.
- Las niñas en principio no van a la escuela porque son los padres los que pagan a los maestros y como los niños en casa son numerosos, se paga antes a los chicos. En el caso de que la niña estudie, ella tiene que hacer muchos trabajos en casa, ir a buscar agua a kilómetros de distancia a veces, traer la leña para preparar la única comida que se hace por la tarde y ocuparse de los pequeños, con lo que no tiene tiempo para estudiar.
- La chica tiene pocas posibilidades de elegir su compañero. Se sigue pagando la dote con cabras, tantas como lo pide la categoría de la familia de la novia.
- Tienen un nivel de educación muy primitivo. Y como los valores no están enraizados en la vida, a pesar del número creciente de cristianos, viven una dicotomía entre lo que dicen y lo que hacen. Son, por ejemplo, envidiosos y vengativos, se toman la justicia por su cuenta y como tienen venenos que conocen y manejan muy bien, hay mucha gente que muere sin que se haga justicia.
- La esperanza de vida ronda los 50 años, a causa de las enfermedades endémicas (malaria, disentería, cólera, meningitis), de la malnutrición de la que mueren muchos niños y en el caso de la mujer por los partos abundantes.
Nos pusimos a trabajar con dos prioridades: la educación y la mujer.
Empezamos por abrir un centro de alfabetización y promoción de la mujer. Más tarde construimos una escuela secundaria para formación de maestros/as.
Se ha hecho una conducción de agua, presentada por la Agrupación de Gipuzkoa de “Ingenieros para la Cooperación-Lankidetzarako Ingeniariak”, que ha instalado 26 fuentes en los distintos poblados y ha facilitado el trabajo de la mujer y disminuido enfermedades. Este proyecto lo financió el Gobierno Vasco. Ahora hemos presentado otro para otra zona de la isla.
Se han instalado 3 molinos para la mandioca que es la base en su dieta alimentaria.
Cerca de Idjwi, en el mismo lago Kivu, hay otras islas más pequeñas, más pobres, en las que hemos iniciado algunas actividades: de pesca para los hombres, de micro créditos para el comercio de las mujeres, además de construir escuelas para los niños con comedor. El cultivo de la tierra no les basta para comer en estas islas por eso su grado de miseria es mucho más severo, que en Idjwi y que en el continente.
Como indicadores de cambio, después de los 12 años que llevamos en Idjwi:
- El centro de promoción de la mujer ha formado chicas y mujeres en alfabetización, corte, cocina... Ya hay entre las que han terminado, algunas que se han establecido como modistas y hasta un grupo que han montado un taller para trabajar juntas.
- El número de chicas que estudian, más allá de la escuela primaria, ha aumentado mucho. De un efectivo en nuestro Instituto de 600 alumnos, 200 son chicas. Es verdad que no todas terminan porque se casan antes, pero también es verdad que ya hay un grupo en la Universidad y que está aumentando.
- Las chicas van comprendiendo que la mujer puede hacer otras cosas también, ya no muestran tanta prisa por casarse y se inscriben y hasta dirigen grupos de reflexión para jóvenes y son bien aceptadas por los chicos.
A pesar de que como se ha dicho “África ha sido encerrada en una pobreza más allá de cualquier solución posible”, hay pequeñas cosas que se pueden ir haciendo, que despiertan la esperanza y que inician un camino para el desarrollo.
La experiencia es la solidaridad, el apoyo y la ayuda que hemos encontrado en instituciones y personas que nos han permitido realizar estas “pequeñas cosas”.
A veces pesa la impotencia porque el panorama es dramático, la pobreza severa, la injusticia abrumadora, el silencio vergonzoso, porque los poderes de este mundo no quieren saber nada, imponen sus objetivos económicos que no tienen en cuenta a los pobres a los que hunden en una miseria imposible robándoles hasta lo que les pertenece. Sin esperar a que hagan realidad sus acuerdos para erradicar el hambre, para lograr la “pobreza cero”, sepamos que podemos hacer mucho si ponemos nuestras fuerzas en común.