“La mujer africana es el motor, es un puntal, es indispensable para el despegue del continente”

Esther llegó a Ruanda en el año 2005 como Coordinadora de Misiones para África de la Congregación de Religiosas de San José de Gerona. Durante los ocho años que permaneció en el continente, dedicó su vida al cuidado de los más necesitados.

Su mirada, siempre amable, maquilla a la perfección el dolor sufrido por las hermanas tras numerosos ataques de los insurgentes del M23, la guerra interminable de Congo.

Luchadora como nadie, ha dirigido algunos de los proyectos más importantes de ICLI en la zona. Nuestro futuro descansa en buenas manos.

 1. Esther, ¿qué supuso para ti la misión de África?:

En síntesis diría que África ha cambiado mi vida. Me ha enriquecido en valores, en respeto a la diversidad, tolerancia, capacidad de aguante y de espera, y ha enriquecido mi fe. He conocido diferentes países, sobre todo, Rwanda. Guinea Ecuatorial, RD Congo y Camerún. He visto las maravillas que Dios ha hecho en su naturaleza exuberante, y a la vez los expolios infligidos por el hombre a sus recursos naturales. He admirado el valor de la familia, la hospitalidad de sus gentes, el respeto a los ancianos y el cuidado de los niños. He gozado inmensamente, he danzado en las fiestas y he llorado ante las violaciones de mujeres, los niños soldado, casos fragrantes de injusticia, inseguridad, guerra, prisión injusta, desplazados…

 

2. ¿Cuál es el papel de las Misioneras de Gerona en el continente?

Mis hermanas misioneras, presentes en los países mencionados, tienen un amplio abanico de actividad. Ante todo evangelizan con su ser de religiosas estando al lado de los que más sufren. Desarrollan su actividad en el mundo de la salud, la desnutrición, la promoción de la mujer, alfabetización de adultos, visita y consuelo a los prisioneros… En los países que han sufrido por la guerra, tienen la gran tarea de colaborar en la reconciliación y el perdón. Hay heridas que curar, heridas sobre todo del alma que son más sangrantes. Dado que Dios nos ha bendecido con vocaciones de jóvenes africanas, las hermanas deben formarlas bien y prepararlas para que sigan haciendo el bien entre sus hermanos.

 

 3. ¿Con qué apoyos contáis para vuestro desempeño?

Son diversos y todos necesarios. Por supuesto contamos con las personas, la parte más valiosa e indispensable. Las misioneras y colaboradores se dan a tope, con una generosidad impactante. Contamos también con ayudas económicas, ya lleguen de la Congregación, ya de Instituciones, ONG o particulares. He comprobado que, en la medida en que los proyectos se justifican bien (a pesar de la falta de luz y otras carencias), se reciben más ayudas en vista de la transparencia, rectitud y honradez. Sin esas ayudas, sería muy difícil no sólo acometer nuevos proyectos de mejora sino incluso mantener los actuales.

 

4. El proyecto del Centro de Salud y nutricional de Rubare nos conmovió. ¿Qué nos puedes contar del mismo?

Hablar del Centro de Rubare (RD Congo) es hablar de la niña de mis ojos… Lo conocí cuando carecía de todo, faltaba el agua, la luz, las letrinas… Hoy, felizmente, es un Centro que funciona bien a pesar de la inseguridad, el pillaje, los desplazamientos… Cuenta con hospitalización, maternidad, laboratorio, zona especial para los casos de cólera, tratamiento y prevención del VHS-Sida, ayuda a enfermos epilépticos… Es impactante el bien que se hace en el Centro Nutricional a través de la granja, la huerta, el apoyo de las madres mediante la formación en salud e higiene… y la Escuela maternal hace posible que niños, que estarían por la calle jugando entre el fango y desnutridos, ahora estén sanos al poder recibir alimentación y cuidados médicos, además de la incipiente formación. Quiero agradecer públicamente la impagable colaboración de ICLI y PERUALDE, nuestros grandes bienhechores.

 

5. ¿Va a ser, como dicen, la mujer africana el motor de despegue del continente?

 Creo que sí, aunque no solas las mujeres. Pienso que África necesita de todas las manos, de todas… pero la mujer africana es el motor, es un puntal, es indispensable. He admirado su fortaleza, su capacidad de sufrimiento, de volver a empezar. La he visto llevando cargas en apariencia insoportables, la he visto esperar pacientemente, la he visto junto a sus hijos moribundos sin poder llorar porque de tanto sufrir se le han secado hasta las lágrimas… pero también he visto a las jóvenes universitarias preparándose para levantar a sus países…

6. ¿Qué dejaste en África a tu marcha?

Dejé muchos amigos, muchas ilusiones, proyectos sin realizar y dejé parte del corazón.

7. ¿Qué nuevos retos te depara el futuro?

Sigo siendo misionera en España, al presente en una casa de espiritualidad de la provincia de Girona. Si en África estaba feliz, aquí también. Creo que la felicidad no la da el lugar, se lleva en el corazón.